* Sufre alguna forma de violencia el 35% de las mujeres
y las niñas. En algunos países esta cifra asciende al 70%
* Mutiladas por ablación genital 133 millones de niñas y mujeres
* Casaron a 700 millones de mujeres menores de 15 años
De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
Celebramos este miércoles 25 de noviembre Día Internacional
de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, establecido el 17 de
diciembre de 1999 por la Asamblea General de la ONU en su resolución 54/134.
El 35% de las mujeres y las niñas sufren alguna forma de
violencia física o sexual a lo largo de sus vidas. En algunos países esta cifra
asciende al 70%.
Se calcula que 133 millones de niñas y mujeres han sufrido
alguna forma de mutilación/ablación genital en los 29 países de África y
Oriente Medio donde esta práctica perniciosa es más frecuente.
En el mundo, en la actualidad, más de 700 millones de
mujeres se casaron cuando eran niñas, de las cuales 250 millones eran menores
de 15 años. Las niñas que contraen matrimonio antes de cumplir los 18 tienen
menos probabilidades de terminar su educación y más de sufrir violencia
doméstica y complicaciones en el parto.
La campaña «16 días de activismo contra la violencia de
género» comienza el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la
Violencia contra la Mujer, y termina el 10 de diciembre, Día de los Derechos
Humanos. Esta campaña tiene como objetivo llamar a la acción para poner fin a
la violencia contra las mujeres y las niñas en todo el mundo.
Este año, la campaña del Secretario General de las Naciones
Unidas ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres te invita a la
iniciativa “Pinta el mundo de naranja: pon fin a la violencia contra mujeres y
niñas”. Participa en la campaña ÚNETE y organiza «eventos naranja» entre el 25
de noviembre y el 10 de diciembre de 2015.
La fecha del Día Internacional de la Eliminación de la
Violencia contra la Mujer, fue elegida como conmemoración del brutal asesinato
en 1960 de las tres hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, activistas
políticas de la República Dominicana, por orden del gobernante dominicano
Rafael Trujillo (1930-1961).
Ese día, tras despedirse de sus respectivos maridos, en el
patio de la fortaleza, las tres mujeres y el chofer Rufino de la Cruz, salieron
rumbo a Salcedo. Afuera de Puerto Plata, al llegar al puente de Marapica,
fueron detenidos por cuatro hombres que iban en un cepillo el cual atravesaron
en medio del puente.
Las tres mujeres fueron obligadas, a punta de pistola, a
subirse al asiento trasero del vehículo de sus verdugos, mientras tres de estos
se montaban con el chofer en el jeep, dirigiéndose hacia La Cumbre donde estaba
la casa, en la que les esperaba el Teniente Víctor Alicinio Peña Rivera para
darles las instrucciones finales.
Las apalearon hasta morir para luego introducir los cuerpos
en el coche y simular un accidente de tráfico. El sargento Ciriaco de la Rosa
se dirigió entonces al aposento donde estaba Peña Rivera y le dijo:
"Señor, misión cumplida".
La publicidad resultante provocó que el pueblo dominicano se
mostrara cada vez más proclive a apoyar a las Mirabal y sus ideales. Esta
reacción contribuyó a despertar conciencia en el público, y finalmente culminó
con el asesinato del dictador el 30 de mayo de 1961
.
El 20 de diciembre de 1993, la Asamblea General aprobó la
Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer (A/RES/48/104).
Mensaje del sudcoreano Ban Ki-moon, secretario General de la ONU, en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer
Los crímenes atroces cometidos contra las mujeres y las
niñas en las zonas de conflicto, junto con el problema de la violencia
doméstica que afecta a todos los países, constituyen una grave amenaza para el
progreso.
Me preocupan profundamente las difíciles circunstancias de
las mujeres y las niñas que viven en condiciones de conflicto armado, quienes
sufren múltiples formas de violencia, agresión sexual, esclavitud sexual y
trata. Los extremistas violentos están tergiversando las doctrinas religiosas
para justificar la subyugación en masa y el abuso de las mujeres. No se trata
de actos de violencia fortuitos ni de consecuencias indirectas de la guerra,
sino más bien de medidas sistemáticas para negar a las mujeres sus libertades y
el control de su cuerpo. Una de las consideraciones fundamentales en los
esfuerzos desplegados a nivel mundial para combatir y prevenir el extremismo
violento debe ser la protección y el empoderamiento de las mujeres y las niñas.
La mitad aproximadamente de los 60 millones de personas que
han sido desplazadas por la fuerza son mujeres. Muchas de las que huyen de la
guerra y la violencia son a menudo explotadas por traficantes sin escrúpulos y
sufren a causa de la discriminación por razón de género y la xenofobia en las
sociedades de acogida. Las que son demasiado jóvenes, demasiado viejas o
demasiado débiles para emprender el peligroso viaje se quedan solas en su lugar
de origen, lo que aumenta su vulnerabilidad al no contar con el apoyo de los
que se han ido.
Incluso en las zonas donde reina la paz la violencia contra
las mujeres persiste y se registran casos de feminicidio, agresión sexual,
mutilación/ablación genital femenina, matrimonio precoz y ciberacoso. Esas
prácticas traumatizan a las personas y desintegran el entramado de la sociedad.
He liderado, a través de la campaña “ÚNETE para Poner Fin a
la Violencia contra las Mujeres” y de la iniciativa “Él por Ella”, un
movimiento mundial para implicar a los hombres en la promoción de la igualdad
de género. En ese contexto, exhorto a los gobiernos a que aumenten sus
contribuciones al Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para Eliminar la
Violencia contra la Mujer, cuyo objetivo es subsanar la insuficiencia crónica
de inversiones en esta esfera.
Millones de personas de todo el mundo se han unido bajo el
estandarte naranja, que es el color elegido como símbolo de un futuro mejor,
libre de la violencia contra las mujeres y las niñas. Este año, como muestra
del creciente impulso en favor del cambio, se iluminarán de color naranja
numerosos monumentos icónicos, entre ellos las ruinas de Petra en Jordania y
las cataratas del Niágara en América del Norte.
También podemos despejar el camino hacia un futuro de
dignidad e igualdad para todos mediante la aplicación de la Agenda 2030 para el
Desarrollo Sostenible aprobada recientemente, en la que se reconoce la
importancia de eliminar la violencia contra las mujeres y se fijan metas
conexas en relación con varios Objetivos de Desarrollo Sostenible. Asimismo, en
varios exámenes amplios recientes de las operaciones de paz de las Naciones
Unidas, las labores de consolidación de la paz y los programas relativos a la
mujer y la paz y la seguridad, se ha puesto de relieve la importancia crucial de
incorporar la participación de las mujeres en las iniciativas de paz y
seguridad.
La violencia contra las mujeres y las niñas está muy
extendida, por lo que todos podemos tomar medidas para acabar con ella.
Juntemos nuestras fuerzas para poner fin a este crimen, promover la plena
igualdad de género y crear un mundo en el que las mujeres y las niñas disfruten
de la seguridad que merecen. Hagámoslo por el bien de ellas y el de toda la
humanidad.
Ban Ki-moon
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