jueves, 15 de abril de 2021

Cofradía de la Guirnalda

Cuento


Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ

-…qué patriotas! ¡Guirnalda de oliva en la cabeza! ¡Cómo en el Himno Nacional!”, le interrumpen a gritos:

- “¿Patriotas? ¡Nada, qué! Usaban esa guirnalda de flores tropicales, a la usanza de loa romanos, para distinguir a la Cofradía de la Guirnalda. Era un selecto grupo en ese mil novecientos setenta, de lo que hoy les llaman delicadamente, gay. Un grupito encabezado por un bardo porfirista disfrazado de revolucionario externo nacido en 1897 en San Juan Bautista y le celebraban sus primeros 73 años con su regalazo, un macuspano de ojos color marrón castaño de un metro setenta y tres de diez y ocho años, aunque el pretexto era la candidatura externa a Senecto de la República. ¡Ah, qué años felices! El regalado compensaba su arrogante ignorancia con su ambición desmedida en se le escuchaba como el ladrido de un can babeando por su hueso…”

-“¿Y, entonces, esas entrevistas en que hace votos de reconocimiento al culto hombre?”

-“¡Cultísimo, dirían todos los que le conocieron con sus bastas de seda tan resbalosas en el tálamo nupcial con ese movimiento erótico de labios al saborearse al macho en turno! Lo que aprendió de su amado oaxaqueño que lo contrata como escribiente en la Universidad, después de su regreso de Colombia en ml novecientos veinte en que condenó la dictadura venezolana. ¡Y ahí, p’al real!”

-“Es cierto que el ilustre oaxaqueño tenía sus detalles sexuales ¿pero doctrinarios?”

-“No se olviden, contertulios, que el de Oaxaca se opuso a los “positivistas” de Porfirio Díaz, en donde se relaciona con el veracruzano Salvador Díaz Mirón, el poeta liberal y fiero crítico de Don Porfirio, después su fiel servidor y defensor con la pluma y en los periódicos que dirigió, y al caer hace votos y juramentos de fidelidad al etílico jalisciense José Victoriano Huerta Márquez, el que asesina al empresario coahuilense Francisco Ignacio Madero González, y cuando se consolida el finquero Venustiano Carranza Garza en la presidencia, el poeta exiliado habla pestes de sus antiguos correligionarios y regresa sano y salvo a México”.

-“¡Y eso, que tiene que ver?”

-“Es el hilo conductor, de la traición como doctrina y el engaño como evangelio de la viuda de Palacio. Y públicamente parafraseó dos versos de su poema A Gloria: Hay plumajes que cruzan el pantano/ y no se manchan... ¡Mi plumaje es de esos!”, saborea el momento y prosigue:

-“Un cacique veracruzano decía: Hay plumajes que cruzan el pantano/ y no se manchan... ¡Mi pantano es de esos! Qué se ajusta mejor a la dolorosa de Palacio de su amado villahermosino aprendiz del jarocho que asesinó en duelo y lo convirtió en persecución política en donde engañó al mismo José Martí”.

-“Por lo visto, la ventana histórica de los hombres y mujeres del poder que secuestraron a los pobres e indígenas en su discurso político, tiene mucho de fondo… de la dictadura porfirista, con la diferencia de que estos son ignorantes y criminales y oyeron rebuznar al burro pero no se aprendieron la tonada y… ya están muy grandes como para poder aprender”.

Una estruendosa carcajada cierra en hora y forma los trabajos justos y perfectos de la Tertulia Literaria que mira de reojo el Palacio de las Viudas.

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