miércoles, 7 de abril de 2021

Recibimos diploma por el cuento Paraíso criminal


De la mesa de redacción
Arcano Radio

Con nuestro profundo agradecimiento, recibimos este miércoles 7 de abril, con alegría, un Diploma de Edith Fernández, Coordinadora general para León y Provincia. Lugo y Provincia + Comarca de Valdeorras, de El 11o Festival Internacional de Poesía y Arte Grito de Mujer wn marzo pasado, lo que les compartimos.


Este es el cuento con el que participamos:

Cuento

Paraíso criminal

Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ

-“…es mentira! No aumentaron los feminicidos. ¡Eso quisieran mis enemigos y adversarios!”, se escucha en la televisión el grito del hombrecillo enjuto, de sesenta y siete años en su metro setenta y tres centímetros ante sus bien pagados sicarios digitales, habilitados de “periodistas” con todo y “Honoris Causa”, de esos de treinta mil pesos, más caros que los títulos confeccionados en la falsificadora la Universidad de Santo Domingo, adquiridos por hombres y mujeres usurpadores del poder sin poder hacer nada de lo que se comprometieron, más que enriquecerse.

Un ambiente putrefacto de corrupción que ha convertido al país en tierra de nadie, enseñoreándose los narcos, tratantes de personas y armas, ladrones y asesinos protegidos presidenciales con la mentira política de “abrazos no balazos” y la liberación de presos con la recepción de indocumentados centroamericanos, que nutren a la Guardia Nacional que cuida a más de tres mil quinientas brigadas amloistas, organizadas por terroristas vascos y de otras nacionalidades, adoctrinados en la represión sistemática y esa sí, ¡democrática! ¡Democrática en la represión a disidentes y críticos!

Aquí, en el interior de esta casa, el discurso televisivo envalentona al energúmeno de veinticinco años, fornido y con gestos diabólicos, concentrado en golpear rítmicamente con sus puños y pies con botas picudas, conocidas como botas tribaleras potosinas, al frágil cuerpo femenino de veinte años, cabello largo negro que sirve de asidera al babeante golpeador con sus aparentes explicaciones:

-“¡Ya lo oíste, perra! Nuestro amadísimo presidente nos dice que debemos educarlas para consolidar el cambio de sistema. ¡Y yo, pos soy bien patriota! Obediente de los decretos presidenciales. ¡Toma, cabrona!”

Prosigue el festín de golpes y sangre hasta que el cuerpo, convertido en guiñapo desmadejado, de la mano izquierda que lo sostiene, oscila como péndulo al compás de las raídas ropas que tres pequeños de siete, cinco y tres años, intentan agarrar al tiempo que gritan entre lágrimas:

-“¡Ya papasito! ¡No le pegue más a mi mamita! ¡Mire que ya no se mueve! Y no queremos que se muera nuestra mamacita. ¡Por piedad, papasito, pare, pare!”

El embrutecido escucha muy lejos el clamor de sus hijos y, poco a poco, las voces se hacen más fuertes hasta que las percibe bien claras y mira a lo que podría ser un despojo humano y ¡horror! Se percata de la situación y la abraza con llanto en los ojos y una voz muy baja:

-“¿Quién te hizo esto?”

Sale del departamento con el cuerpo desfallecido en sus brazos y pide auxilio a los vecinos para que llamen una ambulancia, muy escasas por el colapso del sistema médico asistencial en la pandemia que se agudizó por la negativa presidencial de entregar el presupuesto aprobado por legisladores para hospitales, medicamentos y equipos de protección a médicos, enfermeras, personal paramédico y administrativo, con su cuota de muertos.

¡Corrieron con suerte! Cinco horas después llega la unidad médica y transporta a la mujer al hospital público. Los médicos establecieron la hora de muerte en el trayecto por ¡Coronavirus! Ordenan la cremación anónima y la ingresan como un número más de los miles de muertos que ubican al país en cuarto lugar mundial de víctimas mortales.

Se muestra consternado el responsable de esa pérdida humana, pero la razón es que no sabe que hará con sus hijos, ya que en el partido de la esperanza le reconocen sus méritos violentos y le nombran Director en Jefe de una brigada urbana que es apoyada por el ejército para inyectar a la población agua destilada como supuestas vacunas a cambio, claro está, de su credencial de elector.

¿Los huérfanos de las víctimas, de las “Guerreras: ¡La violencia no está en cuarentena!”? Por decreto presidencial son invisibles, son borradas en las estadísticas como daños colaterales en la revolución de un puñado de criminales y siempre facturados a los enemigos del Amado Líder con su maquinaria hitleriana de propaganda para engañarse y repetir: “¡Es falso, no aumentaron los feminicidios!”.



2 comentarios:

  1. Fabuloso y bien narrado cuento...un país gobernado por ignorante y arrogante macuspano !!! Qué te puede pasar, México Lindo y Querido ???!!

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  2. Muchísimas gracias querida Merchita. Abrazos a la distancia.

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