* En Chiapas existen 5 millones 538 mil 979, 10.65 del total subcontinental
De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
Vive en el campo uno de cada cinco trabajadores en América
Latina y el Caribe, como protagonista de un mercado laboral rural caracterizado
por más empleo vulnerable, menos empleo asalariado e incidencia hacia la
pobreza, la cual es el doble a la existente en áreas urbanas, ha destacado hoy
la OIT. En Chiapas se ubica al 10.65 por ciento de estos trabajadores.
En México destaca un reporte en mayo del el Instituto
Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), sobre el 33.8 por
ciento de la población chiapaneca ocupada que se dedica a sembrar y cultivar el
campo, así como a cosechar sus productos. Esta es la proporción más alta del
país.
Por medio de un comunicado el organismo autónomo señaló que
en el país existen 5 millones 538 mil 979 agricultores de 15 años y más, de los
cuales 44 por ciento son personas de apoyo (peón o jornalero). El 89 por ciento
es conformado por hombres y 11 por ciento es integrado por mujeres.
Comentó que el estado concentra 11.9 por ciento del total,
la segunda tasa más elevada de México por debajo de Veracruz (12.1 por ciento)
y por arriba de Puebla (11.1 por ciento), Oaxaca (9.1 por ciento), Guerrero
(7.4 por ciento) y Michoacán (7.1 por ciento).
Ahora, con el nuevo informe de la OIT llamado “Trabajar en
el campo en el siglo XXI ” en América Latina y el Caribe, presentado en la
capital de Colombia, ofrece por primera vez un panorama laboral actualizado
sobre la realidad y las perspectivas del empleo rural en esta región.
“El campo hoy en día
no es lo que era 20 o 30 años atrás. Vemos grandes transformaciones:
urbanización acelerada, menos jóvenes y más adultos mayores, una reducción del
empleo agrícola y un aumento de las ocupaciones no agrícolas”, dijo el Director
de OIT para América Latina y el Caribe, José Manuel Salazar.
El informe destaca que si bien ha habido un aumento de la
productividad en el campo, aún persisten grandes diferencias entre la situación
del empleo rural y el urbano. Una de las ellas, es que hay mucho más empleo
vulnerable en las áreas rurales: un 56% comparado con un 27% en las áreas
urbanas.
“Hay 52 millones de
trabajadores rurales, de los cuales al menos 27 millones, están en situación de
empleo vulnerable”, agregó el Director Regional de OIT en Bogotá.
“A pesar de los avances, persisten grandes brechas. El
sector rural concentra el núcleo duro de la pobreza, la exclusión y la
informalidad en la región”, agregó Salazar, y para evitar mayores rezagos “las
políticas públicas deben redoblar esfuerzos para la inclusión productiva y
laboral de quienes trabajan o tienen emprendimientos en el campo”.
El informe señala que el desempleo en el campo es bajo, pues
la tasa promedio regional de desocupación es de un 3,1% y es menor a la urbana
de 6,9%. Sin embargo, parte de dicha situación está explicada por la necesidad
de trabajar (debido a las altas tasas de pobreza) y el menor acceso a la
educación.
“Dado que en la región la mayor parte de los ingresos
laborales provienen del trabajo, es evidente que en gran medida el desarrollo y
el bienestar de las áreas rurales dependen de lo que ocurra en los mercados
laborales, de los ingresos y las condiciones del empleo”, agregó Salazar.
Destacó que las zonas rurales reciben una menor proporción
de inversiones públicas y privadas, y ese es uno de los motivos por los cuales
“existen numerosas brechas de infraestructura productiva y social entre zonas
rurales y zonas urbanas, lo cual a su vez se traduce en importantes brechas de
productividad”.
Mejoras en las condiciones laborales de las áreas rurales
entre 2005 y 2014
El informe de la OIT documenta una serie de mejoras en las
condiciones de trabajo de las zonas rurales entre el 2005 y el 2014.
Por ejemplo, en el caso de la seguridad social hubo un
incremento en la cobertura de los seguros de salud, pero todavía sólo un 37% de
la población tiene seguro en comparación con el 62% de la zona urbana; además,
se percibe un incremento en la cobertura de los sistemas de pensiones, pero
todavía sólo un 26% está cubierto en comparación con 56% en las zonas urbanas.
En cuanto a ingresos laborales, el reporte señala que a
pesar de haber crecido más rápido que en las áreas urbanas, en 2014 los ingresos
promedio en zonas rurales eran equivalentes a un 68% de los ingresos laborales
promedio en zonas urbanas.
Junto a ello, la tasa de pobreza rural de un 46,2% afecta a
60 millones de personas, la cual es bastante superior a la tasa de pobreza
urbana calculada en un 23,8%.
Recomendaciones políticas
La OIT presenta en este documento una serie de
recomendaciones políticas. En primer lugar, políticas de desarrollo productivo
y de inversión en educación y formación profesional. Aquí destacan el
mejoramiento de la tenencia de la tierra, la inversión en infraestructura
física, la diversificación y el desarrollo productivo con enfoque territorial y
acciones para conectar a pequeños productores rurales con cadenas mundiales de
suministro.
La formación para el trabajo rural, incluyendo acreditación
de habilidades, certificación de competencias, y formación de emprendedores es
otra de las recomendaciones.
Un segundo grupo de políticas son de orden laboral y de
protección social: el aumento de la cobertura de la seguridad social, el
cumplimiento del salario mínimo, la formalización de los contratos de trabajo
por escrito, el fortalecimiento de la inspección laboral y la promoción de las
organizaciones de trabajadores y de empleadores.
En el caso de las políticas públicas de empleo, el llamado
de la OIT es a reducir el sesgo urbano.
El estudio, que incluye datos por país, fue posible por un
procesamiento especial de la información estadística disponible en las
encuestas de hogares de 14 países, desagregada por área geográfica.
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