De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
* Por un nuevo modelo agroalimentario con base en los
pequeños productores, el respeto a la propiedad social de la tierra, la
agroecología y el derecho a la alimentación
* Rechazan la imposición de transgénicos que amenaza a los
campesinos, a nuestro patrimonio biocultural y a nuestro derecho a un medio
ambiente sano.
* Exigen la prohibición de los agroquímicos altamente
tóxicos
* Demandan el fin de la chatarrización de nuestro sistema
alimentario y de la publicidad engañosa de alimentos
* Piden: Alto a los megaproyectos de muerte en los
territorios rurales. No al fracking ni a la minería tóxica. No a la
privatización del agua
* Rechazan el recorte presupuestal al campo. Mejor recortar
el NAICM, el palacio del INE, a gastos de comunicación social y a los
privilegios de los altos funcionarios de los tres poderes
* Exige al Senado no ratificar el Tratado de Asociación
Transpacífico; sería una traición a los campesinos, a los derechos humanos y a
México
* Hacen un llamado a impulsar la confluencia de los
movimientos campesinos contra el neoliberalismo, el extractivismo y el poder
antidemocrático de las corporaciones
Hay una profunda crisis de credibilidad y legitimidad del
gobierno mexicano en el marco de otro sexenio perdido para el campo, señaló la
Campaña Nacional Sin Maíz no Hay País que
desde 1982 celebra el 29 de septiembre el Día Nacional del Maíz, fecha
en que inicia entre los campesinos el corte de los primeros elotes.
Las más de 300 organizaciones de la CNSMNHP, consideran que
el maíz libre de transgénicos es el maná que nos llega desde los orígenes de
América, es identidad para millones de personas que día a día nos alimentamos
de él, y que nos reconocemos en una gran comunidad cuando compartimos el tamal
y la tortilla.
Señalan que no necesitamos maíz transgénico que dañe nuestra
salud, que violente nuestra tierra bondadosa, y que lance al olvido nuestras
tradiciones de conserva y cuidado de la milpa, la cual tiene entre sus
atributos ser un pequeño ecosistema sustentable y suficiente para la producción
de alimentos para México.
El 29 de septiembre de 1982 fue la primera celebración al
ser señalado como el Día Nacional del Maíz en México, una fecha para defender
el alimento más significativo de nuestra cultura e identidad, tanto nacionales
como americanas, un día para persistir en la defensa de esta semilla amenaza
actualmente por diversos intereses corporativos.
Por considerarlo de interés, reproducimos el comunicado que
nos enviaron a la Mesa de Redacción Rafael Castilleja de Arcano Político, para
difundirlo en Arcano Radio, asociada a RNU y a RFI, otra forma de escuchar para
ver el mundo:
El Día Nacional del Maíz es una propuesta ciudadana lanzada
desde la Campaña Nacional Sin Maíz no Hay País (CNSMNHP), donde miles de mexicanos
y mexicanas recordamos el 29 de
septiembre, día en que se conmemora el maíz y la milpa que producen las
familias campesinas e indígenas, que constituyen una alternativa productiva,
social y ecológica al modelo agro-ecocida de la revolución verde, del TLCAN y
el neoliberalismo que han impuesto los gobiernos federales desde 1982 a la
fecha y que sólo producen desigualdad, pobreza, hambre e inseguridad.
Celebramos el Día Nacional del Maíz en el marco de otro
sexenio perdido para el campo y en medio de la confluencia de múltiples crisis
en nuestro país y en el mundo que configuran una verdadera crisis general sin
precedentes en el último siglo.
Hay una profunda crisis de credibilidad y legitimidad del
gobierno mexicano; la fuga de capitales y la devaluación amenaza con un mayor
estancamiento y colapso de la economía nacional; la inseguridad e impunidad se
han afincado y generalizado en todo el país; la corrupción es ahora la
principal función de los tres niveles de gobierno encabezada por el presidente y
su gabinete; se vive una crisis de derechos humanos sin precedentes; la
desigualdad y pobreza aumentan año con año; el cambio climático amenaza
recurrente y crecientemente la producción alimentaria, la vida de las personas,
la infraestructura y la vivienda de vastas zonas del país. Vivimos, en resumen,
una tormenta perfecta que nos exige no sólo resistir y persistir en nuestras
demandas inmediatas, sino ahora debemos plantearnos la necesidad de una salida
social, democrática, sustentable y pacífica a la crisis de un régimen
autoritario, neoliberal, corrupto y capturado por las corporaciones
trasnacionales.
Como Campaña irrumpimos en el escenario de la política
nacional con el lema “Sin maíz no hay
país”. Ahora también decimos: “Sin país no hay maíz”.
Hoy más que nunca se hace necesario convocar a todas y todos
los mexicanos a revertir el modelo agroalimentario desgastado y envejecido que
representa e impulsa el gobierno de Enrique Peña Nieto.
El Día Nacional del Maíz nos permite acercar el surco a la
banqueta, y que desde el campo y las ciudades, apoyemos a las familias,
comunidades y organizaciones que trabajan a diario por la preservación de
suelos, semillas y que son los protagonistas de la alimentación y de la
educación agroalimentaria. Sin embargo el valor de la vida campesina, del maíz,
de la milpa y, en general, de los modos familiares y comunitarios de producción
y cultura son excluidos del proyecto de nación.
Los pocos o nulos estímulos a la producción campesina, con
un enfoque asistencialista y clientelar,
siguen expulsado a millones de cultivadores y pobladores del campo. La
agroindustria, las mineras y la voracidad de los grandes consorcios
internacionales despojan a comunidades y pueblos enteros de tierra, agua,
bosques y recursos naturales.
Los pueblos indígenas y campesinos han sido reducidos a ser
proveedores subordinados de “coyotes”, intermediarios y monopolios.
A pesar de todo, los
movimientos campesinos e indígenas resisten a lo largo y ancho del país,
impulsando alternativas de futuro y nos dan la esperanza de que otro modelo de
país es posible. Por ello, como CNSMNHP impulsamos y trabajamos:
1. Por un nuevo modelo agroalimentario basado en la
diversidad de la producción de pequeños campesinos y comunidades indígenas, que
nos han legado un modelo de producción basado en lazos solidarios y el cuidado de todo: de la alimentación y la
salud de las personas y las comunidades, de la enorme diversidad biológica que
hemos recibido en herencia, de los ecosistemas y de los recursos naturales; de
las muy heterogéneas expresiones culturales; de los saberes ancestrales y de
las tecnologías construidas con la reflexión colectiva.
2. Derecho a la salud en el campo. Las enfermedades
asociadas a la pobreza alimentaria y la escasez hídrica que padecen millones de
mexicanos son más agudas en comunidades campesinas e indígenas.
3. No a la imposición de transgénicos. Muestra de que la
alimentación se ha mercantilizado es la amenaza permanente de las semillas
transgénicas. La CNSMNHP apoya la demanda colectiva contra el maíz
genéticamente modificado, que hasta el momento ha logrado detener por tres años
la siembra comercial de ese maíz. El interés capitalista pasa por encima del
derecho a comer bien, derecho a un ambiente sano, el derecho a la biodiversidad
y el derecho a la tierra y territorio para vivir y sembrar.
Ahora el nuevo despojo a las y los pobres es a través de las
semillas y los recursos genéticos, a nombre de la biodiversidad se justifican
“negocios de tendencia”, donde a las comunidades campesinas se les trata como
proveedoras y a la biodiversidad como mercancía
4. No a la chatarrización de nuestro sistema alimentario. La
publicidad engañosa ofrece productos dañinos como alternativas saludables
ocultando los riesgos por el uso indiscriminado de aditivos químicos y
alteraciones biotecnológicas, mientras el maíz nativo y los alimentos mexicanos
son menospreciados. La desigualdad en el mercado alimentario deteriora la
economía local y acaba con la cultura de los pueblos. La concentración de
grandes capitales obliga a las familias a comprar en megatiendas, donde los
intermediarios ganan, mientras quienes producen los alimentos y quienes los
consumen se empobrecen.
5. Alto a los megaproyectos de muerte. En un clima de
impunidad y constantes agresiones al pueblo, avanzan los megaproyectos con aval
gubernamental, altamente destructivos y contaminantes. Minas, fracking, parques
eólicos, aeropuertos, presas, plazas comerciales y complejos turísticos,
grandes extensiones de monocultivos, avanzan en territorios campesinos e indígenas provocando desigualdad, pobreza
rural, migración, contaminación, destrucción del sistema milpa y de los modelos
maiceros locales o regionales.
6. No al Tratado de Asociación Transpacífico. Los tratados
comerciales han menospreciado al maíz mexicano y el precio del maíz blanco
quedó castigado. El poder de las transnacionales está superando al gobierno, y
mediante tratados, como el TPP (Tratado de Asociación Transpacífico), las
empresas imponen las reglas económicas y políticas a nivel planetario. Tan es
así que producir maíz en México, nuestra principal fuente de alimentación, ya
no es negocio, por lo que cada año se tienen que importar más de 10 millones de
toneladas del extranjero.
Ante los ataques a la democracia y soberanía de los pueblos,
y ante el poder de las grandes transnacionales, también nos organizamos en este
Día del Maíz rumbo a la Jornada Continental por la democracia y contra el Neoliberalismo
del próximo 4 de noviembre de 2016 en toda América y otros países del mundo.
El Día del Maíz se celebra en el campo y la ciudad, en
barrios, universidades, pueblos originarios y plazas públicas. Gracias a estas
celebraciones se han enlazado procesos locales de protección, promoción y
resistencia.
Alzamos la voz en contra del modelo extractivista de bienes
comunes, los megaproyectos de muerte, el intento de patentar la vida y las
semillas, la persecución de defensoras y defensores de derechos humanos,
activistas y líderes comunitarios, el despojo y abandono al campo, el
menosprecio por la vida campesina; así como la represión y asesinato de
activistas sociales.
Decimos no a las semillas y alimentos genéticamente
modificados que, aparte de envenenar la tierra y el ambiente, solo beneficia el
bolsillo de empresas transnacionales como Monsanto, Syngenta, Bayer, Dow
Agrosciences, bajo la complicidad del gobierno mexicano.
Desde la Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País, apoyamos
todas y cada una de las acciones a favor de la vida en el campo y la ciudad,
promovemos la defensa de nuestras semillas, el modelo digno de vida campesina,
de los alimentos mexicanos. Hoy celebramos nuestra diversidad cultural y
nuestra gran biodiversidad expresada en el maíz de cada comunidad.
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