Por Rocío FRANCO
Periodista de nuestra asociada RNU
El Alto Comisionado de los
Derechos
Humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein.
Foto de archivo: ONU/Pierre
Albouy
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El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos
concluyó este jueves una visita de dos días en Uzbekistán. Es la primera misión
de un funcionario de su rango en ese país del Asia Central que logró su
independencia de la Unión Soviética en 1991.
Zeid Ra'ad Al Hussein se reunió con el presidente Shavkat
Mirziyoyev. En el encuentro acordaron fortalecer los lazos de cooperación con
la oficina de derechos humanos.
Una decisión importante, consideró Zeid, teniendo en cuenta
que Uzbekistán se encuentra en un momento crucial de su historia, al tiempo que
el gobierno se está embarcando en ambiciosas reformas en el campo de los
derechos humanos.
El Alto Comisionado solicitó a las autoridades liberar lo
más rápido posible a más presos políticos, algunos de los cuales han cumplido
largas condenas después de procesos judiciales sumamente polémicos.
También sugirió que se adopten medidas para resolver la
continua falta de transparencia de lo que sucede en las cárceles de Uzbekistán
y en otros lugares de detención, con el fin de garantizar que la tortura se
detenga de una vez por todas.
Zeid subrayó que este es uno de los temas que más ha dañado
la reputación internacional de Uzbekistán a lo largo de los años y aplaudió el
hecho de que el Gobierno haya
considerado este asunto en las reformas en materia de derechos humanos.
Zeid destaca avances de los últimos años
En este sentido, reconoció que en los últimos cuatro años se
han registrado progresos graduales de respeto de las garantías fundamentales.
Gran parte de ello se debe al trabajo de la oficina del Coordinador Residente y
el equipo de Naciones Unidas en el país, dijo el Alto Comisionado.
Elogió que el tema se haya constituido en una prioridad del
sistema lo que condujo a un Plan de Acción Nacional, adoptado en noviembre de
2014, y desde entonces, a los estrechos lazos de la ONU con el Gobierno.
Finalmente, señaló que para garantizar que las reformas
propuestas en temas de derechos humanos se concreten, hará falta una fuerte
participación de la sociedad civil y de los medios de comunicación, que
deberían presionar y exponer las falencias sin temor a represalias.
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