* A medida que el número de niños y niñas que huyen de la violencia de las pandillas en El Salvador, Guatemala y Honduras se incrementa, el ACNUR está lanzando una campaña para recaudar US$ 18 millones para ayuda vital
De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
En un
barrio en la Ciudad de Guatemala donde vive la familia Rodríguez, ser joven es
ser un objetivo.
Primero fue Miguel, de 19 años, asesinado a tiros mientras
regresaba de trabajar en el turno nocturno en una fábrica de papel. Luego vino
Gustavo, de 18 años, un jugador de fútbol con un futuro prometedor, asesinado
por la misma pandilla. Finalmente, Luis, de 13 años, fue empujado desde un
autobús en movimiento en el tráfico por un grupo de pandilleros. Cuando las
amenazas alcanzaron a su hijo menor, Andrés, su familia vio que su única opción
era huir, llevando únicamente la ropa que traían puesta.
Mientras que las mortales pandillas continúan aterrorizando
comunidades en el Norte de Centroamérica, las oportunidades de crecer seguros
están desapareciendo rápidamente. En muchas partes de El Salvador, Guatemala y
Honduras, tienes suerte si logras salir con vida.
María, de 14 años, lo sabe muy bien. Apasionada por el arte
y el anime, otros niños en su escuela en El Salvador la acosaban - pero luego
este tormento se convirtió en algo peor. Estando solo en sexto grado de
primaria, los miembros de una pandilla comenzaron a intimidarla.
“Cualquier excusa para ellos era lo suficientemente buena
para atormentar a una niña en la escuela”, dice María. “Ese lugar no era
seguro”.
Conocidos como pandilleros, los miembros de estos grupos
fuerzan a niñas y niños a entrar en sus filas; las niñas para ser explotadas
sexualmente y los niños para cometer acciones ilícitas. Los padres de María la
sacaron de la escuela. Ellos sabían lo que las pandillas son capaces de hacer.
En 2008, cuando comenzaba la violencia pandilleril, la hermana de María
desapareció en el territorio de una pandilla local y nunca la volvieron a ver. Eventualmente
María no tuvo otra opción que huir.
“Mi abuela quería que me fuera. Ella me dijo: Si no te unes,
la pandilla te va a matar”. Este fue el mismo destino de Kevin, de 17 años,
quien salió solo de Honduras luego de que un pandillero le dijera que tenía que
unírseles. “Mi abuela quería que me fuera”, cuenta Kevin. “Ella me dijo: Si no
te unes, la pandilla te va a matar. Si te unes, la pandilla rival te va a matar
o los policías. Pero si te vas, nadie te va a matar’”. Mientras que las
mortales pandillas continúan aterrorizando comunidades en el Norte de
Centroamérica, las oportunidades de crecer seguros están desapareciendo
rápidamente. En muchas partes de El Salvador, Guatemala y Honduras, tienes
suerte si logras salir con vida.
El número de niñas y niños no acompañados y separados, como
Kevin y María, forzados a huir por sus vidas de la agobiante violencia del
Norte de Centroamérica se ha duplicado cada año desde el 2011. Ésta se ha
convertido en una crisis silenciosa que no puede seguir siendo ignorada.
Para responder a sus necesidades, ACNUR, la Agencia de la
ONU para los Refugiados, está lanzando este miércoles 31 de mayo desde la Ciudad de México, la campaña “Niñez que Huye”,
llamando a donantes y al público para unirse en recaudar US$18 millones para
asegurar que todos aquellos que huyen del caos que envuelve la región, tengan
un lugar que les proteja.
“Con un número
creciente de niños huyendo de la extorsión, el reclutamiento forzado, la
explotación y la violencia sexual en la región, más fondos son necesarios para
proveer a ellos y a sus familias un lugar seguro”, dijo Renata Dubini,
Directora del ACNUR para Las Américas.
ACNUR estima que 182.400 refugiados han huido del Norte de
Centroamérica en 2016, un incremento diez veces mayor en cinco años. Únicamente
en México, más de 16.000 niñas y niños no acompañados fueron detenidos por las
autoridades migratorias en 2016. Muchos de ellos necesitaban protección
internacional. El ritmo al que hombres, mujeres y niños buscan seguridad en
otros lugares se está acelerando.
Este flujo masivo de refugiados centroamericanos en los
últimos años ha significado un gran reto para las autoridades en los países de
asilo, especialmente en México. Las solicitudes de asilo en este país han
aumentado en más de 1000% desde 2011 y se han incrementado en un 152 por ciento
el año pasado, Las solicitudes también han aumentado en Belice, Nicaragua,
Costa Rica y Panamá.
ACNUR ha incrementado sus esfuerzos para recibir a estos
refugiados, brindarles asistencia económica, albergues en funcionamiento, e
instalando servicios de asistencia legal y psicológica.
Frente a esta creciente crisis, ACNUR requiere ayuda para
brindar asistencia a miles de niños y familias desesperadas para que tengan un
refugio seguro. Usted puede donar aquí:
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