Por Griselda MUTUAL
Periodista de Radio Vaticano
El Papa recibió a la comunidad
del
Pontificio Colegio Portugués de
Roma.
Foto: Radio Vaticano.
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A pocos días del inicio de su peregrinación apostólica a
Fátima, que se llevará a cabo con ocasión de los cien años de la aparición de
la Virgen a los tres pastorcillos, el pontífice se dirigió a los miembros de la
comunidad del Colegio Pontificio portugués para desear a ellos, a sus
familiares, y a todo el personal de la institución “paz y esperanza en el
Señor”.
“Un deseo que en Portugal llevaré personalmente, si es del
agrado de Dios” les dijo el Papa Francisco, y les habló en particular del
encuentro de la Virgen con los tres pastorcitos: “El encuentro con la Virgen
fue para ellos una experiencia de gracia que los hizo enamorarse de Jesús. Como
tierna y buena maestra, María introdujo a los pequeños videntes en el
conocimiento íntimo del Amor Trinitario llevándolos a saborear a Dios como la
más bella realidad de la existencia humana”, dijo.
Prosiguiendo en su discurso, Francisco invitó a los
presbíteros a tener por encima de cualquier otro objetivo aquel de conocer y
amar a Cristo, buscando conformarse siempre más a Él hasta el don total de sí
mismos, lo cual es, en definitiva, hacer “experiencia de la presencia del amor
de Dios”, “un Dios cercano y fiel como lo sintieron los beatos Francisco y
Jacinta, y la Sierva de Dios Lucía”. “Hoy en día - añadió - contemplando su
vida humilde y aun así, gloriosa, nos sentimos empujados a confiarnos, también
nosotros, en los cuidados de la misma Maestra”.
“Busquemos refugio bajo el manto de María – invitó también
el pontífice – una madre que nos lleva de la mano y nos enseña a crecer en
Cristo y en la comunión fraterna”. “Mírenla y déjense mirar por ella, porque es
su Madre y los ama mucho; déjense mirar por ella para aprender a ser más
humildes y valientes en el seguir la Palabra de Dios”. “El misterio de la joven
de Nazareth –afirmó - no nos es extraño. No es ‘ella allí y nosotros aquí’; no.
Estamos conectados. En efecto, Dios posa su mirada de amor también en cada
hombre y mujer con nombre y apellido. Su mirada de amor, está sobre cada uno de
nosotros”.
El Obispo de Roma también recordó que la relación con la
Virgen María nos ayuda a tener una buena relación con la Iglesia, y esto porque
“ambas son madres”, y, citando a san Isaac, el abad de la Estrella, señaló que
aquello que se puede decir de María, se puede decir de la Iglesia y también de
nuestra alma: esto porque “las tres son femeninas, las tres son madres, las
tres dan vida”. Y es por eso que pusó énfasis en el cultivar la propia relación
filial con la Virgen, “porque si ésta falta - dijo - hay algo de huérfano en el
corazón”.
En la conclusión de su discurso el Papa deseó que la
comunidad del Pontificio Colegio Portugués sea “un vivero de apóstoles, punto
de unión de las propias Iglesias con Roma, unidos en la caridad y el testimonio
del amor de Dios por la humanidad” y rezó finalmente a la Virgen de Fátima para
que les enseñe a creer, adorar, esperar y amar como los beatos Francisco y
Jacinta y la Sierva de Dios Lucía.
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