lunes, 8 de mayo de 2017

Sin María hay algo de huérfano en el corazón. El Papa al Pontificio Colegio Portugués (Audio)

Por Griselda MUTUAL
Periodista de Radio Vaticano

El Papa recibió a la comunidad del
Pontificio Colegio Portugués de Roma.
Foto: Radio Vaticano.
“Que la virgen de Fátima les enseñe a creer, adorar, esperar y amar como los beatos Francisco y Jacinta y la Sierva de Dios Lucía”. Es el deseo del Papa Francisco dirigido a la comunidad del Pontificio Colegio Portugués de Roma, recibidos la mañana del lunes 8 de mayo en el Vaticano.

A pocos días del inicio de su peregrinación apostólica a Fátima, que se llevará a cabo con ocasión de los cien años de la aparición de la Virgen a los tres pastorcillos, el pontífice se dirigió a los miembros de la comunidad del Colegio Pontificio portugués para desear a ellos, a sus familiares, y a todo el personal de la institución “paz y esperanza en el Señor”.

“Un deseo que en Portugal llevaré personalmente, si es del agrado de Dios” les dijo el Papa Francisco, y les habló en particular del encuentro de la Virgen con los tres pastorcitos: “El encuentro con la Virgen fue para ellos una experiencia de gracia que los hizo enamorarse de Jesús. Como tierna y buena maestra, María introdujo a los pequeños videntes en el conocimiento íntimo del Amor Trinitario llevándolos a saborear a Dios como la más bella realidad de la existencia humana”, dijo.

Prosiguiendo en su discurso, Francisco invitó a los presbíteros a tener por encima de cualquier otro objetivo aquel de conocer y amar a Cristo, buscando conformarse siempre más a Él hasta el don total de sí mismos, lo cual es, en definitiva, hacer “experiencia de la presencia del amor de Dios”, “un Dios cercano y fiel como lo sintieron los beatos Francisco y Jacinta, y la Sierva de Dios Lucía”. “Hoy en día - añadió - contemplando su vida humilde y aun así, gloriosa, nos sentimos empujados a confiarnos, también nosotros, en los cuidados de la misma Maestra”.

“Busquemos refugio bajo el manto de María – invitó también el pontífice – una madre que nos lleva de la mano y nos enseña a crecer en Cristo y en la comunión fraterna”. “Mírenla y déjense mirar por ella, porque es su Madre y los ama mucho; déjense mirar por ella para aprender a ser más humildes y valientes en el seguir la Palabra de Dios”. “El misterio de la joven de Nazareth –afirmó - no nos es extraño. No es ‘ella allí y nosotros aquí’; no. Estamos conectados. En efecto, Dios posa su mirada de amor también en cada hombre y mujer con nombre y apellido. Su mirada de amor, está sobre cada uno de nosotros”.

El Obispo de Roma también recordó que la relación con la Virgen María nos ayuda a tener una buena relación con la Iglesia, y esto porque “ambas son madres”, y, citando a san Isaac, el abad de la Estrella, señaló que aquello que se puede decir de María, se puede decir de la Iglesia y también de nuestra alma: esto porque “las tres son femeninas, las tres son madres, las tres dan vida”. Y es por eso que pusó énfasis en el cultivar la propia relación filial con la Virgen, “porque si ésta falta - dijo - hay algo de huérfano en el corazón”.


En la conclusión de su discurso el Papa deseó que la comunidad del Pontificio Colegio Portugués sea “un vivero de apóstoles, punto de unión de las propias Iglesias con Roma, unidos en la caridad y el testimonio del amor de Dios por la humanidad” y rezó finalmente a la Virgen de Fátima para que les enseñe a creer, adorar, esperar y amar como los beatos Francisco y Jacinta y la Sierva de Dios Lucía.

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