Por María Fernanda BERNASCONI
Periodista de Radio Vaticano
El Santo Padre Francisco
celebra la Misa
de canonización de los
pastorcitos
de Fátima, Francisco y
Jacinta Marto.
|
Celebración de la Santa Misa
con
la canonización de Jacinta y
Francisco
|
Tal como se lee en la promulgación del decreto
correspondiente, se reconoce “el milagro atribuido a la intercesión del Beato
Francisco Marto, nacido el 11 de junio de 1908 y muerto el 4 de abril de 1919,
y de la Beata Jacinta Marto, nacida el 11 de marzo de 1910 y muerta el 20 de
febrero de 1920”. Cabe destacar que el milagro que ha permitido esta
canonización corresponde a la curación de un niño brasileño.
San Juan Pablo II los había beatificado en el año 2000
Recordamos que ambos hermanos fueron beatificados en el año
2000 por el Papa San Juan Pablo II. Mientras de Sor Lucía – que falleció en
2005 a los 98 años de edad – aún está abierto su proceso de beatificación.
Breve historia
Estos dos nuevos santos hermanos, Francisco y Jacinta, junto
a su prima Lucía, fueron testigos de las apariciones de la Virgen María en Cova
de Iría, Fátima, que se produjeron entre mayo y octubre de 1917. Francisco
tenía entonces nueve años, Jacinta siete y Lucía diez. La Virgen se les
apareció en seis oportunidades. En la tercera aparición, del 13 de julio, les
reveló el Secreto de Fátima. Durante aquel período, los tres niños tuvieron que
hacer frente a las incomprensiones de sus familias y vecinos, y a la
persecución del gobierno portugués, profundamente anticlerical. Pero aceptaron
esas dificultades con fe y valentía: “Si nos matan – decían – no importa. Vamos
al cielo”.
Rasgos de las vidas de los santos hermanos
Tras las apariciones, los tres pastorcitos siguieron su vida
normal, hasta la muerte de Francisco y Jacinta. Francisco mostró un espíritu de
amor y reparación para con Dios ofendido, a pesar de su corta edad. Su gran
preocupación era “consolar a Nuestro Señor”. Por esta razón transcurría horas
pensando en Dios, lo que lo ha llevado a ser considerado como un contemplativo.
La vida de Jacinta se caracterizó por su espíritu de
sacrificio, su amor al Corazón de María, al Santo Padre y a los pecadores.
Llevada por su preocupación de la salvación de los pecadores y del desagravio
al Corazón Inmaculado de María, ofrecía sacrificios a Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario