lunes, 1 de mayo de 2017

Celebra EPN a puerta cerrada Día del Trabajo, ajeno a manifestaciones críticas

De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político

Celebra el Día del Trabajo Enrique Peña Nieto, presidente de México, en la cómoda seguridad de la Residencia Oficial de Los Pinos, a las diez horas de este 1 de mayo. En las calles se esperan cuando menos 3 manifestaciones en contra de la austeridad salarial de los trabajadores y el dispendio y el derroche de la élite burocrática en sus 3 niveles.

Creada el 24 de febrero de 1936 en la presidencia del general Lázaro Cárdenas del Río, la Confederación de Trabajadores de México (CTM) se le redujo su protagónico político a organizar el desfile del Día del Trabajo como comparsa de los hombres y mujeres del poder, y se le margino como contrapeso político.

Con las migajas recibidas, a los dirigentes les garantiza un cómodo sistema de vida, si se considera que el actual secretario general, Carlos Aceves del Olmo de 76 años, ha sido en tres ocasiones Diputado Federal, en representación del XXVIII Distrito Electoral Federal del Distrito Federal a la LVI Legislatura de 1994 a 1997 y plurinominal a la LVIII Legislatura de 2000 a 2003. Ha sido electo Senador por lista nacional para el periodo de 2006 a 2012.

En su cuenta de Twitter a las 21.25 horas del Centro, se convocó para las 8:55 horas del 1 de mayo en el Zócalo capitalino a los trabajadores, según se dice, para conmemorar el 131 Día Internacional del Día del Trabajo.

Una concentración de una hora de máximo, para que los líderes puedan asistir a dar gracias a su benefactor personal, el presidente de México, a las 10 horas.


Suspendió, empero, el desfile conmemorativo de CXXXI Día del Trabajo en Tamaulipas, Baja California, Guerrero, Campeche y Querétaro, ante el creciente clima de inseguridad y la “falta de recursos”.

Celebrar a escondidas de los trabajadores, no es nuevo. Esto inició en 1985 después de que el 1 de mayo de 1984 desfilaron millón y medio de obreros en un ambiente tenso que desembocó en el lanzamiento de dos bombas molotov y una de humo a la Puerta Mariana y al balcón presidencial.
Había Razón: “Lo que más me duele es que esos años de ajuste económico y de cambio estructural se caracterizaron también por un deterioro en la distribución del ingreso, por un abatimiento de los salarios reales y por la insuficiente generación de empleos; en suma, por un deterioro de las condiciones sociales”.

Un mea culpa del que obedeció las órdenes de los Chicago Boys, conocidos posteriormente como Consenso de Washington y ahora como la Dicatdura de las Transnacionales, el primer tecnócrata de Harvard hecho presidente de México, Miguel de la Madrid Hurtado, ante las cámaras de Clío TV para el documental Miguel de la Madrid, oportunidades perdidas, que la empresa de Enrique Krauze produjo en 1999.

Empleos insuficientes, precarios y mal remunerados –desde entonces no ha habido gobierno capaz de crear el millón, o poco más, de puestos de trabajo que se necesitan cada año– y pagos insuficientes: a la fecha el salario real no ha podido recuperarse de los desplomes de los sexenios de José López Portillo (diciembre de 1976 a noviembre de 1982) y de Miguel de la Madrid. Con el primero el salario perdió 31% de su valor; con el segundo, 40% según cifras del Banco de México

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