jueves, 18 de mayo de 2017

Empleos de miedo

Análisis a Fondo


* La servidumbre aumenta pero mal pagada


* Crecen exponencialmente empleo y pobreza


Por Francisco GÓMEZ MAZA
Para Arcano Radio

Aún no me libero del dolor por el asesinato de compañeros periodistas comprometidos con su trabajo. Y me pregunto si las autoridades ministeriales darán con el o los asesinos sean de donde sean, o del narcotráfico, o de políticos corruptos que no se tientan el alma en mandar a asesinar a quien se interponga en su camino, o los desenmascare en su carrera político-criminal. No lo dude. Si los hay y además son cómplices e impulsores de los primeros.

Aún no  me repongo, le decía, y ya me está urgiendo un asunto que siempre he traído entre manos. Desde que comencé a escribir de economía, y de empleo o desempleo, desdeñé las cifras del INEGI que siempre  han hablado de aumentos permanentes del empleo. Y siempre les he dicho – alguno quizá lo recordará – que el hecho de que aumente el empleo no significa más que eso; que las empresas necesitan servidumbre; que es problema está en que esos empleos tienen salarios de miedo. Ninguno de ustedes me dejará mentir. Salarios de hambre. 1,500 pesos semanales es una mentada de madre para un trabajador con familia. 3,000 pesos mensuales son una burla. Ah, pero hay muchos trabajadores con empleo de 6.000 ó 3,000 mensuales.

Y los empleadores ni sudan ni se acongojan. A ellos lo único que les importa es que las tareas encomendadas a un trabajador de 3.000 salgan a pedir de boca. Les vale madre si al trabajador le alcanzan los 3,000 para vivir con su esposa y quizá dos pequeñuelos. Es una vergüenza que los patrones exploten a los trabajadores, como en los tiempos prerrevolucionarios. Cuando los jornaleros trabajaban sólo por una comida mal cocinada.

De paso, debo decirles que los periodistas no ganan ni siquiera lo suficiente para mantenerse. Menos para mantener a su familia. Trabajan por la pasión que concita el periodismo, pero no porque su salario sea remunerador. A los dueños de los grandes medios informativos les alcanza hasta para enriquecerse. Pero un reportero necesita, requiere de medio prostituirse para ganar un poco por encima de la media Y eso de medio prostituirse no me lo tome a mal nadie. Quiero decir que son sujetos de dádivas, de esas que en el argot llamamos embutes. Si no agarran los embutes quién sabe cómo podrían mantener a la familia.

Es todo denigrante en este país que un día fue una gran potencia en lo ético, fue líder de los países latinoamericanos, fue una de las primeras economías del mundo, fue el cuarto o quinto productor mundial de petróleo, fue cuna de grandes pensadores, literatos, poetas, científicos, entre otros. Nada menos que este jueves 17 estamos celebrando un centenario del padre de la narrativa latinoamericana: Juan Rulfo, el gran cronista de la vida diaria del campo mexicano, a quien iba cada semana a recoger a su cubículo en el INI para llevarlo a mi escuela a que nos hablara de sus experiencias con la literatura. Qué honor, el mío.

Ahora, los economistas que hacen periodismo económico por fin se dan cuenta de que el hecho de que crezca el empleo, de lo que se enorgullece el presidente de la república sin reflexionar en lo más mínimo, no significa ningún beneficio real para los trabajadores. Crece el empleo, pero decrece su poder de compra. Aunque disminuye el desempleo, los nuevos puestos creados son en su mayoría con salarios de hasta tres salarios mínimos, según reporta la última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI.

Siempre ha sido así, pero hasta ahora se dan cuenta, o quieren darse cuenta, o lo publican por órdenes de alguien: La generación del empleo en el país se ha concentrado principalmente en puestos de menor ingreso, mientras que los puestos mejor pagados están en declive. Así, los avances en la formalización y caída en desempleo, que se encuentra en niveles mínimos de 11 años, contrastan con el deterioro en ingreso de la población.

Según los reportes publicados, este miércoles, casi uniformemente por los periódicos, en el primer trimestre de este año el número de ocupados sumó 52 millones, lo cual implicó un aumento de un millón 81 mil, respecto al mismo periodo de 2016, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Empleo (ENOE) del INEGI. Y de este aumento, 768 mil, un 71 por ciento del total, se generó en trabajos con ingresos que no superaron los tres salarios mínimos. Qué poca madre de empleadores. Habría que castrarlos.

Por el contrario, los ocupados con ingresos mayores a cinco salarios, poco más de 12 mil pesos, cayó nueve por ciento y en ocho años acumula una baja de 42 por ciento. Sólo 2.7 millones de trabajadores están entre los mejor pagados, un 5.2 por ciento del total, la cifra más baja en 12 años, desde que hay datos disponibles.

En contraste, los ocupados con un ingreso de hasta tres salarios como máximo, representaron 63 por ciento del total y está en su mayor nivel al menos desde el 2005. Y de nuevo. Cómo puede vivir un hombre o una mujer con tras salarios mínimos. Ni yendo a bailar a Calma. Por ello los puedes ver en los transportes públicos, mal vestidos, mal bañados, con vestidos muy corrientes, con la tristeza y la amargura dibujada en el rostro, con ese eterno sufrimiento de los pobres.

Qué vergüenza: “El desempleo ha ido disminuyendo y está en un nivel mínimo histórico. Podríamos decir que estamos cerca de un nivel de pleno empleo posible, lo que significa que prácticamente todos los mexicanos tiene un empleo. Pero el problema es que es un empleo muy mal remunerado”, afirmó el amigo Jonathan Meath, vicepresidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF,

Otro tanto ocurre con la formalización de los trabajadores que viven en los subterráneos de la economía. La administración Peña Nieto se ha esforzado por formalizar la mayor cantidad de trabajadores, lo que ha elevado el empleo, pero de menor ingreso. Así, mejor me quedo en la informalidad.




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