Análisis a Fondo
* La servidumbre aumenta pero mal pagada
* Crecen exponencialmente empleo y pobreza
Por Francisco GÓMEZ MAZA
Para Arcano Radio
Aún no me libero del dolor por el asesinato de compañeros
periodistas comprometidos con su trabajo. Y me pregunto si las autoridades
ministeriales darán con el o los asesinos sean de donde sean, o del
narcotráfico, o de políticos corruptos que no se tientan el alma en mandar a
asesinar a quien se interponga en su camino, o los desenmascare en su carrera
político-criminal. No lo dude. Si los hay y además son cómplices e impulsores
de los primeros.
Aún no me repongo, le
decía, y ya me está urgiendo un asunto que siempre he traído entre manos. Desde
que comencé a escribir de economía, y de empleo o desempleo, desdeñé las cifras
del INEGI que siempre han hablado de
aumentos permanentes del empleo. Y siempre les he dicho – alguno quizá lo
recordará – que el hecho de que aumente el empleo no significa más que eso; que
las empresas necesitan servidumbre; que es problema está en que esos empleos
tienen salarios de miedo. Ninguno de ustedes me dejará mentir. Salarios de
hambre. 1,500 pesos semanales es una mentada de madre para un trabajador con
familia. 3,000 pesos mensuales son una burla. Ah, pero hay muchos trabajadores
con empleo de 6.000 ó 3,000 mensuales.
Y los empleadores ni sudan ni se acongojan. A ellos lo único
que les importa es que las tareas encomendadas a un trabajador de 3.000 salgan
a pedir de boca. Les vale madre si al trabajador le alcanzan los 3,000 para
vivir con su esposa y quizá dos pequeñuelos. Es una vergüenza que los patrones
exploten a los trabajadores, como en los tiempos prerrevolucionarios. Cuando
los jornaleros trabajaban sólo por una comida mal cocinada.
De paso, debo decirles que los periodistas no ganan ni
siquiera lo suficiente para mantenerse. Menos para mantener a su familia.
Trabajan por la pasión que concita el periodismo, pero no porque su salario sea
remunerador. A los dueños de los grandes medios informativos les alcanza hasta
para enriquecerse. Pero un reportero necesita, requiere de medio prostituirse
para ganar un poco por encima de la media Y eso de medio prostituirse no me lo
tome a mal nadie. Quiero decir que son sujetos de dádivas, de esas que en el
argot llamamos embutes. Si no agarran los embutes quién sabe cómo podrían
mantener a la familia.
Es todo denigrante en este país que un día fue una gran
potencia en lo ético, fue líder de los países latinoamericanos, fue una de las
primeras economías del mundo, fue el cuarto o quinto productor mundial de
petróleo, fue cuna de grandes pensadores, literatos, poetas, científicos, entre
otros. Nada menos que este jueves 17 estamos celebrando un centenario del padre
de la narrativa latinoamericana: Juan Rulfo, el gran cronista de la vida diaria
del campo mexicano, a quien iba cada semana a recoger a su cubículo en el INI para
llevarlo a mi escuela a que nos hablara de sus experiencias con la literatura.
Qué honor, el mío.
Ahora, los economistas que hacen periodismo económico por
fin se dan cuenta de que el hecho de que crezca el empleo, de lo que se
enorgullece el presidente de la república sin reflexionar en lo más mínimo, no
significa ningún beneficio real para los trabajadores. Crece el empleo, pero
decrece su poder de compra. Aunque disminuye el desempleo, los nuevos puestos
creados son en su mayoría con salarios de hasta tres salarios mínimos, según
reporta la última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI.
Siempre ha sido así, pero hasta ahora se dan cuenta, o
quieren darse cuenta, o lo publican por órdenes de alguien: La generación del
empleo en el país se ha concentrado principalmente en puestos de menor ingreso,
mientras que los puestos mejor pagados están en declive. Así, los avances en la
formalización y caída en desempleo, que se encuentra en niveles mínimos de 11
años, contrastan con el deterioro en ingreso de la población.
Según los reportes publicados, este miércoles, casi
uniformemente por los periódicos, en el primer trimestre de este año el número
de ocupados sumó 52 millones, lo cual implicó un aumento de un millón 81 mil,
respecto al mismo periodo de 2016, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional
de Empleo (ENOE) del INEGI. Y de este aumento, 768 mil, un 71 por ciento del
total, se generó en trabajos con ingresos que no superaron los tres salarios
mínimos. Qué poca madre de empleadores. Habría que castrarlos.
Por el contrario, los ocupados con ingresos mayores a cinco
salarios, poco más de 12 mil pesos, cayó nueve por ciento y en ocho años
acumula una baja de 42 por ciento. Sólo 2.7 millones de trabajadores están
entre los mejor pagados, un 5.2 por ciento del total, la cifra más baja en 12
años, desde que hay datos disponibles.
En contraste, los ocupados con un ingreso de hasta tres
salarios como máximo, representaron 63 por ciento del total y está en su mayor
nivel al menos desde el 2005. Y de nuevo. Cómo puede vivir un hombre o una
mujer con tras salarios mínimos. Ni yendo a bailar a Calma. Por ello los puedes
ver en los transportes públicos, mal vestidos, mal bañados, con vestidos muy
corrientes, con la tristeza y la amargura dibujada en el rostro, con ese eterno
sufrimiento de los pobres.
Qué vergüenza: “El desempleo ha ido disminuyendo y está en
un nivel mínimo histórico. Podríamos decir que estamos cerca de un nivel de
pleno empleo posible, lo que significa que prácticamente todos los mexicanos
tiene un empleo. Pero el problema es que es un empleo muy mal remunerado”,
afirmó el amigo Jonathan Meath, vicepresidente del Comité Nacional de Estudios
Económicos del IMEF,
Otro tanto ocurre con la formalización de los trabajadores
que viven en los subterráneos de la economía. La administración Peña Nieto se
ha esforzado por formalizar la mayor cantidad de trabajadores, lo que ha
elevado el empleo, pero de menor ingreso. Así, mejor me quedo en la
informalidad.
@AFDiario
@analisisafondo
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