De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
Rechazan en la Ciudad de México este miércoles 10 de mayo, las
secretarías de Gobernación y Relaciones Exteriores, las conclusiones del
reporte “Armed Conflict Survey 2017” (ACS), publicado por el International
Institute for Strategic Studies (IISS) que ubican a México en segundo lugar
mundial debajo de Siria, con muertes violentas.
El IISS presentó el reporte “Armed Conflict Survey 2017”
(ACS), donde el más letal país fue en el 2016 Siria con 50 mil asesinatos,
donde México era segundo con 23 mil.
El tercer lugar era Irak con 17 mil muertes violentas y
Afganistán con 16 mil muertes.
La reacción del gobierno mexicano incurre en adjetivos
calificativos para intentar desmentir al organismo con sede en Londres, y desde
la retórica mediática de los empleados de Enrique Peña Nieto, el reporte carece
de fundamentos y en el extremo del discurso, lo considera falso.
El reporte “Armed Conflict Survey 2017” (ACS), publicado por
el International Institute for Strategic Studies (IISS), utiliza cifras cuyo
origen se desconoce, refleja estimaciones basadas en metodologías inciertas, y
aplica términos jurídicos de manera equivocada. Sus conclusiones no tienen
sustento en el caso de México.
El reporte señala de manera irresponsable la existencia de
un “conflicto armado (no internacional)” en México. Ello es incorrecto; la
existencia de grupos criminales no es un criterio suficiente para hablar de un
conflicto armado no internacional. Tampoco lo es el uso de las Fuerzas Armadas
para mantener el orden al interior del país. En este sentido, el reporte buscar
dar un tratamiento similar a naciones con fenómenos completamente diferentes,
que no son comparables ni medibles entre sí.
La violencia relacionada con el crimen organizado es un
fenómeno regional, que va más allá de las fronteras que México comparte con
Estados Unidos, Guatemala y Belice, entre muchos otros países. Los retos que
México enfrenta en este rubro no pueden aislarse de fenómenos relacionados en
otras jurisdicciones, como el tráfico de armas y la demanda de drogas. El
combate al crimen organizado transnacional debe analizarse de manera integral.
La estimación total de homicidios dolosos a nivel nacional
en 2016 aún no ha sido publicada por el INEGI, por lo que se desconoce el
origen de la cifra utilizada en el reporte. También es inverosímil la
suposición que hace el estudio al considerar que todos los homicidios que
tuvieron lugar en México están “relacionados con el combate a las organizaciones
criminales”. Ello debido a que las estadísticas de homicidio doloso, como la
del INEGI, incluyen casos de muertes por riñas, muertes por armas blancas,
muertes asociadas a la comisión de delitos del fuero común, así como aquellas
producto de conflictos vecinales o comunitarios, entre otras. En este sentido,
el reporte parte de una base errónea y carente de rigor técnico.
El ranking de países que realizan los autores con base en
sus estimaciones de homicidios carece de cualquier rigor metodológico.
Partiendo de cifras correctas, sería viable hacer comparativos por tasas para
así tomar en cuenta las diferencias en el número de habitantes de los países.
De acuerdo con cifras de la ONU de 2014 (el reporte más reciente a nivel
internacional), México está lejos de ser uno de los países más violentos del
mundo. Tan solo en América Latina países como Honduras, Venezuela, Belice,
Colombia o Brasil registran tasas de homicidios por cada 100 mil habitantes de
90.4, 53.7, 44.7, 30.8, y 25.2 respectivamente, mientras que México registró
una tasa de 16.4, cifra muy por debajo de muchos países de la región.
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